Los ojos son una parte importante de la cara, constituyendo en ocasiones, el mayor atractivo en una persona.
Desde tiempos antiguos, adornar la mirada ha sido algo normal, algo que cada día evoluciona con los productos innovadores que salen continuamente al mercado.
El rimel se utiliza desde hace años para alargar, redondear y y perfeccionar las pestañas. Un producto cuyo fin es embellecer la mirada. Sin embargo, y debido a la evolución de estos productos, en la actualidad, el rimel también sirve para protegerlas, estimular su crecimiento y tonificarlas.
El primer rimel que se utilizó en la antigüedad venía en forma de pastillas y tenía una masa compacta con un ingrediente parecido al jabón y llevaba añadido aceites, ceras y otros pigmentos. Esta mezcla se aplicaba en las pestañas con un pincel o pequeño cepillo pero tenía escasa duración.
En la actualidad, disponemos de una gran variación de productos, adecuados a nuestras necesidades: hipoalérgicos, resistentes al agua, modernas, cómodas… Todo ello para evitar irritaciones.
La cosmética más moderna apuesta por el rimel en crema, que colorea las pestañas con unos ingredientes capaces de resistir el agua, la humedad o el calor. La aplicación es mucho más suave, con un cepillo especial que las hace uniformes, largas y espesas.
Para tener unas pestañas atractivas, lo más importante es que tengan volumen con una capa protectora que las hidrate y fortalezca.
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