Los vikingos decían que en el cielo los dioses comen manzanas y gracias a eso se mantienen eternamente jóvenes. Entre las muchas virtudes de la manzana está la de actuar como dentífrico y cepillo, pues al morderla se limpian los dientes y las encías. Además, combate la halitosis gracias a sus propiedades depurativas.
La manzana puede tomarse directamente cruda –a mordiscos si queremos que además nos limpie los dientes– o en compota.
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