Lavado: se necesita agua apenas tibia (35°C como máximo), con un producto especial para lanas liquido, en polvo o en escamas. Frote suavemente en el baño jabonoso, sin estrujar. Enjuague en agua limpia a la misma temperatura que en el lavado. Enjuague una segunda vez en agua avinagrada 11 cucharada por cada 5 litros de agua), siempre a la misma temperatura.
Las lanas pueden lavarse a máquina, pero, ¡cuidado con el desgaste! Hay que prestar particular atención a la temperatura del agua y evitar un lavado excesivamente enérgico. Ajústese al manual de empleo de la lavadora y ejecute el programa establecido por el fabricante.
Tanto en la lavadora como en el lavado a mano, se puede poner un suavizante en el agua del primer enjuague (pero un poco de vinagre da prácticamente los mismos resultados, disolviendo la cal). Deja la lana más esponjosa
Secado: envuelva la prenda de lana en una toalla y hágala secar sobre una superficie plana, en un lugar seco pero lejos de un radiador.
Planchado: si es necesario, utilice un paño y la plancha apenas caliente. Desplácela levantándola cada vez.
Para planchar bien una prenda de punto, deslice un muletón entre los lados del vestido, a fin de que no se marquen las costuras. Después del planchado, deje secar en un colgador para que se evapore la humedad del paño. Doble sólo cuando la prenda esté bien seca. Si observa esta técnica, sus jerseys mantendrán durante mucho tiempo un aspecto nuevo y flexible, como si nunca hubieran sido lavados.
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