El componente activo más frecuente en los insecticidas es la dietiltoluamida, una sustancia que puede resultar peligrosa si se ha estado expuesto a ella repetidamente. Además de problemas cutáneos, puede ocasionar perjuicios en el sistema nervioso.
Lo mejor es no tener que recurrir a estos productos y, desde luego, tener mucho cuidado con su aplicación si hay niños pequeños cerca.
Para sustituirlos hay otras sustancias que pueden resultar igualmente eficaces. El vinagre y los aceites esenciales de limón o lavanda diluidos en agua y aplicado sobre la piel, por ejemplo, es un eficaz repelente frente a moscas y mosquitos.
También hay alternativas herbales, que con aromas agradables cumplen la misma función. Cultivar en casa algunas especias como la albahaca también evita que los insectos voladores entren en nuestro hogar.
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